miércoles, 7 de abril de 2010

Discurso de Albert Rivera ante el Parlament de Catalunya en la sesión solemne de su 30 aniversario

Para Albert Rivera, 'los catalanes tenemos que hacer política real por los ciudadanos, estar al servicio de los ciudadanos y no hacer política ficción'.


Gracias, señor presidente. Presidente, Diputados, Diputadas, Consejeros, Presidentes también, antiguos Diputados, todas las personas que nos acompañan, es un honor y un orgullo por mí y para Ciutadans poder inaugurar esta primera intervención en este Pleno solemne de treinta años de conmemoración de la democracia en Cataluña.

El 23 de octubre del 77, unas palabras marcaron el futuro de Cataluña y también el futuro de muchos de los que aún no habíamos nacido: «Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí.» Aquellas palabras del presidente Tarradellas reflejaban la voluntad de una Cataluña determinada, de una Cataluña que entraba en democracia, de una Cataluña que quería ciudadanos, todos de primera, de una Cataluña que, en definitiva, quería aprovechar las herramientas de la democracia y trabajar por un autogobierno y por un modelo de estado que permitiera el bienestar para los ciudadanos de Cataluña.

El 25 de octubre del 79, se celebra el referéndum del Estatuto, el Estatuto del 79, el Estatuto de Sau, el Estatuto de todos, el Estatuto que nadie discutía, el Estatuto donde todos los catalanes estábamos presentes, donde todos los grupos parlamentarios, donde toda la ciudadanía se lanzó a la calle para pedir un estatuto de autonomía. Los catalanes queríamos autogobierno, los catalanes queríamos un reconocimiento de oficialidad de una de nuestras lenguas, los catalanes queríamos un estado descentralizado, autonómico y cohesionado. Esto es la realidad de lo que pasó en aquel año 79.

Años antes o meses antes, se votaba, lo recuerdo, con un 90 por ciento en la provincia de Barcelona y casi un 90 por ciento de media, un «sí» favorable a la Constitución española, la Constitución que nos permite estar aquí, la Constitución que nos da autogobierno, la Constitución que representa el pacto social, el contrato entre todos los ciudadanos españoles que nos organizamos en un estado autonómico descentralizado, de cohesión social, de bienestar social, pero, sobre todo, de paz y libertad.

El estado autonómico que entonces queríamos los catalanes es aquello que nos unía, el disparo de salida desde donde empezábamos todos, aquello que unía a todos, absolutamente a todos, los catalanes. La participación en aquel primer referéndum del Estatuto, de la Constitución, la cohesión de toda la ciudadanía con aquel modelo era, lógicamente, una muestra de esta realidad.
Pero años o meses después, en el año 80, precisamente en este primer debate, lo decía antes el presidente Benach, en referencia al presidente Heribert Barrera, decía que Cataluña como nación había recuperado su soberanía: Era toda una declaración de intenciones, lo que decía el señor Barrera, era el punto de salida de una determinada dirección que nos traería a dejar ciudadanos de Cataluña por el camino, que no todos los ciudadanos de Cataluña quisieran ni una nación, ni soberanía, sino un determinado camino que empezaba allá, que después con los gobiernos sucesivos del presidente Pujol y con los gobiernos que hemos traído hasta ahora han llevado una política determinada, una política no compartida por una parte de la ciudadanía. Y, lógicamente, nosotros creemos que este ha sido, entre muchos aciertos que hemos tenido, este ha sido posiblemente el mayor error que hemos cometido: intentar construir, intentar, como decía el profesor Francesc de Carreras, hace poco en un artículo, "hacer país" y no gobernar país, intentar construir todo el día, pero no dedicarse a gobernar para los ciudadanos de Cataluña. Este ha sido, desde el punto de vista de Ciutadans, el gran error que se ha cometido. Y hemos de aprender de esto y tenemos que aprender por los datos, por la realidad política, por la realidad económica y para saber cómo es realmente Cataluña.

En el año 2003, después de los sucesivos gobiernos del presidente Pujol, se abre una oportunidad, algunos pensamos y muchos pensamos que tiene que haber un cambio en Cataluña precisamente para abrir esta Cataluña plural, abierta, dinámica, un cambio de paradigma, de comportamiento, de respeto por esta pluralidad de Cataluña. Pero es la gran oportunidad perdida, la gran oportunidad perdida del progreso y de la izquierda en Cataluña; oportunidad perdida porque los años que llevamos son exactamente el mismo modelo, el mismo paradigma, el mismo continuismo de la etapa del presidente Pujol. Por lo tanto, treinta años -treinta años- exactamente conduciendo Cataluña hacia una dirección determinada, no una dirección consensuada, sino una dirección determinada por una Cataluña oficial, por un catalanismo político que no es compartida por una parte de la ciudadanía.

Nosotros creemos que uno de estos instrumentos, muestra de este error, fue el Estatuto del 2006, un Estatuto que, como decía el presidente, muy cierto, fue aprobado en referéndum, aprobado en referéndum por un 36 por ciento del censo electoral de Cataluña, un 36 por ciento, uno de cada tres catalanes decía un «sí» en este referéndum. Para hacérselo mirar. En todo caso, evidentemente, legítimo y jurídicamente aceptable, pero para hacérselo mirar. Y esto también nos lo tenemos que hacer mirar desde este Parlamento: cuáles son las prioridades del Parlamento, del catalanismo político, de la Cataluña oficial y qué son las prioridades de la Cataluña real de los ciudadanos.

¿Los ciudadanos pedían un nuevo Estatuto en el año 2006? ¿Tenían las mismas manifestaciones que en el año 77, 78, 79? No. Y ustedes lo saben, lo sabemos todos. Por lo tanto, era un instrumento político de este Parlamento que daba en parte la espalda o que no quería escuchar la realidad y utilizaba este Estatuto como salida, como fuga adelante de no poder y no saber escuchar las realidades sociales que iban cambiando en Cataluña.

Y esto demuestra, en definitiva, que el catalanismo político, entendido como se entendía en el siglo XIX, el viejo catalanismo, no es aplicable en la Cataluña del siglo XXI, señores, no es aplicable. Cataluña tiene 7 millones y medio de habitantes, con personas venidas de diferentes partes de España, de diferentes partes del mundo, con una pluralidad distinta, con una diferencia clara de apertura, con una globalización que nos trae a reinventarnos, redefinir cuál es la Cataluña del futuro, y la Cataluña del futuro no es la del siglo XIX, es la del siglo XXI. Y el viejo catalanismo tiene que comprender que tiene que pasar a una etapa postnacionalista donde todos nos sentimos representados, donde la Cataluña trabaje por la excelencia, por la apertura al resto de España y a Europa, en definitiva, para abrirnos en el mundo y no para cerrarnos.

No queremos desde Ciutadans, creemos que sería un grave error, dividir los catalanes entre buenos y malos catalanes, entre los que quieren ir hacia la soberanía o la independencia y los que no quieren; esto sería un grave error. Y esto se ha de aceptar, somos los representantes de los ciudadanos de Cataluña y lo tendríamos que saber. Cataluña, como les decía, es plural, y Cataluña, como les decía, es bilingüe, y Cataluña, como les decía, hay que conocerla para gobernarla. Y hay que aceptarla como es, no hay que intentar hacer ingeniería social ni cambiarla; hay que aceptarla y gobernar para los ciudadanos.

Porque este Parlamento no es más, ni menos, que la representación de los ciudadanos de Cataluña; nosotros estamos al servicio de los ciudadanos y no los ciudadanos al servicio de su Parlamento. Nosotros no debemos construir aquello que queremos sino construir lo que nos piden los ciudadanos. Y hay que saber leer esa Cataluña.

Nosotros creemos que políticamente, sinceramente, Cataluña está tocando fondo, y es el momento de la esperanza y de cambiar las cosas, de mirar hacia el futuro, de entendernos. No todos pensamos igual, no todos tenemos el mismo modelo, no todos tenemos los mismos sentimientos. Pero es que no se vive ni se come de sentimientos, se come de economía, de progreso, de bienestar, de educación, de mejoras, y ahí es donde nos encontramos todos los catalanes. Estoy convencido de que todos los representantes queremos una mejor educación, una mayor prosperidad, mejor economía, una apertura de nuestras empresas a España y a Europa...
Por tanto, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo en aquello que estamos de acuerdo, y abandonamos aquello que nos separa? Yo creo sinceramente que ese es el futuro de Cataluña, ver en qué estamos de acuerdo todos, y avanzar en ese camino. Y en aquello que no estemos de acuerdo, por sentimiento, por identidad, por cuestiones culturales, señores, eso es de cada uno en su casa, de los ciudadanos, y hay que respetar eso y conocer nuestra pluralidad.

Por tanto, nosotros creemos que en términos generales podemos hacer balance, Cataluña y España han avanzado muchísimo, gracias al estado de las autonomías, gracias a la Constitución, gracias al Estatuto del 79, hemos hecho un gran avance y eso es evidente; eso lo saben los ciudadanos y lo sabemos nosotros, pero tenemos que pensar qué queremos para el futuro de Cataluña.

Y yo planteo, desde Ciudadanos planteamos, una Cataluña de todos; todos quiere decir todos, los siete millones y medio de catalanes; todos debemos sentirnos partícipes de nuestras instituciones. Y ésa es y será la grandeza de Cataluña.

Hace poco se publicaba un libro, que nos hacían llegar, que decía «Cataluña será impura o no será»; y yo añadiría, será plural o no será; será más democrática o no será. No podemos seguir poniéndonos una venda en los ojos y pensar que lo estamos haciendo muy bien y que la ciudadanía nos comprende porque eso no es la realidad. Si el segundo problema de los catalanes según la última publicación del CEO son los políticos y la política, señores, tenemos un grave problema, y lo tenemos que solucionar aquí, en las instituciones, reinventándonos, como decía el presidente Benach, tomando nuevas medidas, haciendo cambios valientes de reformas democráticas que nos lleven a que este Parlamento, como otros parlamentos autonómicos, como el Congreso, como el Senado, sirvan y estén al servicio de los ciudadanos; ése es el verdadero trabajo que debemos hacer en el futuro de Cataluña.

Por tanto, estabilidad, excelencia, colaboración, lealtad con las instituciones y entre instituciones, liderazgo desde España..., desde Cataluña como referente dentro España, no pidiendo perdón, no desde el victimismo sino liderando sin complejos y colaborando con lealtad con el resto de comunidades, con el Estado, con las instituciones europeas, ése es el papel, y creo sinceramente que eso es lo que representa el espíritu y el ‘seny’ catalán.

Es esto realmente lo que representa el ‘seny’ catalán, esta visión práctica de las cosas, esta visión respetable, en este caso, con el resto de personas. Esta Cataluña de todos es la que desde Ciutadans trabajamos y trabajaremos. Estamos convencidos que esta es la línea. Insisto, no porque nadie tenga la superioridad moral. Todos los que puedan ser nacionalistas, independentistas, los que no lo somos, tenemos que convivir en este Parlamento y en esta sociedad, y nosotros proponemos este modelo abierto. No queremos convencer a nadie que deje de ser nacionalista.

Por lo tanto, entendemos que tenemos que convivir, entendemos que es este, y ponemos los puntos comunes por el futuro de Cataluña. Este es el proyecto de Ciutadans, para esta democracia y para los próximos treinta años. Llevamos treinta años: para los próximos treinta años.
Y voy acabando, señor presidente. Les leeré una frase muy significativa, y dicho en un día que después les explicaré por qué también para mí es significativo. Una frase publicada en La Vanguardia que decía: «Los catalanes nos caracterizamos por hacer política efectiva y no de ciencia ficción.» Esto lo dijo el presidente Tarradellas, en una visita en Navarra el 15 de noviembre del 1979. El 15 de noviembre de 1979, quién les habla nacía en la Clínica del Pilar. Por lo tanto, les digo que ésto es lo que decía el presidente Tarradellas. Suscribo plenamente lo que decía el presidente Tarradellas. Los catalanes tenemos que hacer política real por los ciudadanos, estar al servicio de los ciudadanos y no hacer política ficción.

Muchísimas gracias, presidente. Ha sido un honor poder dirigirme a todos ustedes.
Gracias, presidente, diputados y diputadas.

Albert Rivera, presidente de Ciutadans (C's), y portavoz del grupo parlamentario de C's

ANEXO: Video del discurso de Albert Rivera en el Parlament de Catalunya