Cataluña se asemeja cada día más a uno de los grabados oníricos de Escher. Un mundo imaginario donde lo imposible es real. Un espacio paradójico y paranoico donde la mentira es verdad. Donde lo uno es lo contrario. Donde arriba es abajo. Donde cuando se sube se baja. Donde la derecha es la izquierda. Un lugar fantástico donde se puede gobernar y ser oposición a la vez.
Porque solo en Cataluña puede verse a un Consejero de Interior en una manifestación donde se pide el fin de una agresión militar mientras se esgrime durante su recorrido impunemente una pistola. Solo en Cataluña un Vicepresidente puede anunciar futuros acuerdos comerciales con un Estado y las juventudes de su partido acusar a éste de genocida. Solo en Cataluña Saura podría ser Consejero de Interior, y solo en Cataluña Carod-Rovira podría ser Vicepresidente. Porque solo en Cataluña dos partidos como ICV y ERC podrían formar parte de un gobierno que, junto con el PSC, tiene como único objetivo mantenerse en el poder a toda costa.
Porque solo en Cataluña pueden coexistir un gobierno trufado de tanto incompetente incapaz de entender que determinados posicionamientos y opiniones, por legítimos que sean, tienen necesariamente consecuencias que acaban pasando factura. Que no es consciente que el resto del mundo no entiende, e Israel obviamente tampoco, la opereta en que se ha convertido la política en nuestra comunidad. Porque solo en esta Cataluña de Escher es posible ejercer de gobierno y oposición a la vez.
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