viernes, 23 de julio de 2010

Opinión

Treinta años de victimismo

Llevamos unos días asistiendo en Cataluña a un espectáculo vergonzoso. Aquellos partidos a los que no les gusta el Fallo del TC han vuelto a su estado de victimismo permanente.

Desde que se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, llevamos unos días asistiendo a un espectáculo vergonzoso. Desde que se conoció el Fallo, aquellos partidos a los que no les gusta el resultado han vuelto a poner en cartel una obra de teatro a la que ya nos tienen acostumbrados: Han vuelto a su estado de victimismo permanente.

Así pues, el pasado sábado día 10, el PSC, CiU, ERC e ICV-EUiA, así como entidades – algunas de las cuales están subvencionadas a tal nivel que podrían perfectamente considerarse extensiones de los partidos en cuestión – organizaron un gran acto de autoconvencimiento, bajo el lema “Somos una nación. Nosotros decidimos “.

Pero este lema, al igual que los objetivos para los que se convocó la manifestación, cae en el mismo error que llevan tiempo cometiendo las entidades convocantes: Se quiere dar la imagen de que estamos “oprimidos”, cuando el problema real no es que no podamos decidir, sino que algunos no están contentos con lo que se decidió en su momento, en 1978, y con lo que hemos ido decidiendo desde entonces cada cuatro años, tanto a nivel autonómico como estatal.

El problema que realmente tienen algunos es el de no saber digerir un resultado que les es adverso: Las votaciones llevan implícito que existan varias posiciones y que sólo se producirá uno de los resultados planteados. Así funciona la democracia y el sistema de votaciones: unos ganan, otros pierden, y todos pagamos impuestos.

Evidentemente, todo aquel que no esté a gusto con la decisión de la mayoría puede tratar de cambiar las cosas, siempre que lo haga por los caminos democráticamente establecidos. Y es este último punto el que no toman en consideración aquellos que el pasado día 10 se manifestaban en Barcelona: Defender que Cataluña es una nación, un continente o una galaxia, si se quiere, es legítimo, siempre y cuando se haga poniendo todas las cartas sobre la mesa y siguiendo las reglas del juego que fija el Estado de Derecho – de entre las que destaca la separación de poderes, y por lo tanto, el necesario respeto y acatamiento de las decisiones judiciales – sin las cuales no es posible una verdadera democracia.

Sin embargo, los convocantes de la manifestación del 10J son los que optan por tratar de imponer su criterio al resto, porque han visto que su mensaje no convence en las urnas y porque se creen portadores de la verdad absoluta. Es por ello que distinguen entre catalanes “buenos” y “malos”, según si están o no de acuerdo con ellos. Son los que, agotada la vía de las urnas, optan por el victimismo y la rabieta permanentes, buscando la tensión con el resto de España para sus propios intereses partidistas. Y lo peor de todo esto es que por el camino han perdido de vista las que deberían ser sus verdaderas proridades, que son aquellas que nos preocupan realmente a los catalanes (paro, economía, seguridad ,…).

Como ya he dicho, me parece totalmente legítimo que defiendan otro modelo de Estado, pero se defienda lo que se defienda, se realizará siguiendo las normas, respetando el Estado de Derecho y sin escenificaciones estériles. Al fin y al cabo, el victimismo y las rabietas sirven para llamar la atención, pero no llevan a ninguna parte.

David Liern, candidat de C's per Girona

Artículo publicado en Gironanoticies.com

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