De aquella penosa sesión, la prensa de la ciudad publicó algunas fotos. En ellas sólo aparecían algunos de los pacientes asistentes a la conferencia. En ninguna foto aparecía el rostro de los boicoteadores, bien protegidos por una prensa que sabe contra quien juega. A juicio de nuestra subvencionada e inútil prensa, los que agreden, insultan, coartan la libertad de expresión, deben ser protegidos de cualquier crítica, y los que los sufren, escarnecidos públicamente.
La impunidad de los fascistas será la condena de los que miran a otro lado ante sus violencias.
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