La encrucijada de Mas
Convergència i Unió se está planteando en estos días a qué segmento de su electorado le resulta más rentable traicionar:Por un lado, una segunda edición del pacto del Majestic supondría mantener su ideología de derechas intacta, pero deberían renunciar a su vertiente soberanista, en la cual llevan tiempo reafirmándose, y que les supone también un buen puñado de votos. Esta posibilidad viene siendo negada sistemáticamente por CiU des de hace unos meses, pero ya se sabe que los partidos tradicionales son muy aficionados al "donde dije digo, digo Diego". Resulta significativo que en este caso no lo hayan afirmado ante notario, como sí hicieron en 2006. Por su parte, el PP de Sánchez-Camacho lleva tiempo allanando el terreno para hacer posible ese pacto, que sería el único que les daría un posible acceso al Govern.
Así pues, la única condición del PPC al pacto es que CiU renuncie a convocar un referéndum de independencia. En el fondo, se trata de una condición poco más que testimonial, porque el propio Mas dijo hace ya algún tiempo que rechazaba convocar el referéndum porque, según él, "el país no está maduro, ni tiene una mayoría social clara".Probablemente los inmaduros sean los que hacen este tipo de declaraciones, ya que no quieren aceptar la existencia de una mayoría social clara de sentido contrario al que ellos querrían.
La segunda posibilidad que tendría CiU a la hora de pactar sería Esquerra. En este caso, sucedería exactamente lo contrario que en el anterior: Mas debería contentarse con un Pla de Govern bastante distinto al suyo propio, pero que por otro lado incluiría la independencia de Cataluña a corto plazo. El problema, en este caso, es la divergencia de intereses entre ambos partidos, ya que mientras CiU busca la independencia a plazos, ERC la quiere tener encima de la mesa lo antes posible. Está claro que si un pacto así se vislumbrara probable, se conseguiría contrarrestar - al menos en parte - la más que previsible bajada de ERC en las próximas autonómicas en favor de Carretero y Laporta, por lo cual está claro que quien saldría más beneficiada, o más perjudicada de producirse o no - respectivamente - el citado pacto, es la propia Esquerra.
He iniciado este artículo vaticinando que CiU traicionará a parte de sus votantes en el caso de producirse alguno de estos hipotéticos pactos. Me parece que no hay mejor forma de expresarlo porque, como ya ha pasado con anterioridad, este tipo de pactos se producirán a posteriori de las elecciones. Hasta entonces, todo será decir que no va a haber pactos de ninguna clase y que quieren gobernar en solitario, cosa que es evidente. Pero para que los pactos no supongan una traición al votante deben anunciarse antes de que éste emita su voto porque, probablemente, mucha gente dejaría de votar a un determinado partido si supiera de antemano que está dispuesto a vender su voto por un puñado de escaños.
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http://www.teleprensa.es/girona-noticia-241351-La-encrucijada-de-Mas.html
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