Fa poques setmanes, el Diari de Girona publicava un article sobre les subvencions a la premsa a Catalunya. Us hem preparat un document amb més detalls. Cliqueu a les pancartes.
miércoles, 30 de abril de 2008
viernes, 25 de abril de 2008
Las fronteras europeas
jueves, 17 de abril de 2008
Esperando las lluvias
Ahora ya no existen los seres humanos: se han deconstruido. Ahora existen hombres y mujeres, menores y mayores, aragoneses y catalanes, vascos y vascas, homosexuales y heterosexuales, consumidores y usuarios, cristianos, judíos y musulmanes. El hombre, el individuo a secas, ha desaparecido de nuestro panorama político, ya no existe como ya decía Joseph de Maistre, en 1796, en su crítica a las ideas de la Revolución Francesa en defensa del antiguo régimen: "No hay hombres en el mundo. Durante mi vida, he visto a franceses, italianos, rusos, etcétera; sé incluso, gracias a Montesquieu, que se puede ser persa: pero en cuanto al hombre, declaro no haberlo encontrado en mi vida; si existe, mi ignorancia sobre tal hecho es total". Hoy la izquierda parece estar con De Maistre, no con Voltaire, ni con Diderot, Condorcet o Sieyès, que por encima de todo creían en el ser humano.
Pero sigamos con el curioso cambio de la izquierda respecto a los trasvases. Alguna razón debe de haber para dicho cambio. Al fin y al cabo, el plan hidrológico propuesto por Borrell en 1991, cuando era ministro de Fomento de Felipe González, fue mantenido por el PSOE hasta la llegada de Zapatero y estaba basado en el trasvase entre cuencas fluviales para mantener la solidaridad entre los ciudadanos. ¿Qué sucedió para cambiar de parecer? Sucedió un hecho, apareció un nuevo dato de considerable importancia: la necesidad de proteger el medio ambiente. Un dato real, indudable, que aconsejaba variar un poco el rumbo, ya que las necesidades del bienestar humano no deben ser la causa de la destrucción de bienes como el aire y el agua, la fauna y la flora, que son precisamente las fuentes de este bienestar. Hay que proteger, por tanto, los ríos, y también los deltas, que tienen una importante función ecológica. De acuerdo.
Pero entonces aparece la demagogia política disfrazada de pensamiento. Aprovechando que el gobierno de Aznar ha elaborado un plan hidrológico basado también, como el de Borrell, en la canalización y el trasvase entre ríos y cuencas, arremeten contra él con furor, simpleza e ignorancia, considerando que todo trasvase es una aberración, propia sólo del facherío más inmundo, algo que sólo puede sostener un partido como el PP. La palabra trasvase se convierte en maldita, quien la pronuncia es sospechoso de apoyar al PP. La marabunta de los fanáticos arrasa siempre con cualquiera que muestre alguna duda razonable.
Por supuesto, yo no entiendo de esta materia y, por tanto, no puedo mantener solución alguna mínimamente fundada. No sé si es mejor el trasvase del Segre, del Ebro, del Ródano o del Ter, si son preferibles las plantas desalinizadoras o el transporte del agua en barco o en tren. Pienso que quizás sería bueno comprar el agua a los chinos, que siempre venden tan barato. Las soluciones deben aportarlas los técnicos y científicos, siempre acompañadas de buenas razones, la soluciones probablemente serán varias, algunas seguramente compatibles entre sí. Al fin, los órganos políticos competentes deberán decidir.
Por tanto, no mantengo solución alguna. Ahora bien, sí que estoy convencido de una cosa, quizás sólo de una sola cosa: que con anatemas y descalificaciones nunca se llega a averiguar la verdad. Como decía Stuart Mill, "siempre hay esperanza cuando las gentes están forzadas a oír a las dos partes, cuando tan sólo oyen a una es cuando los errores se convierten en prejuicios y la misma verdad, exagerada hasta la falsedad, deja de serlo".
Hace unos años, algo de razón tenían los adversarios de los trasvases, en concreto del trasvase del Ebro. Algo de razón tenían. Pero por razones de oportunidad y conveniencia política, no por razones de servir a la verdad, exageraron hasta la falsedad y descalificaron a quienes mantenían posiciones contrarias. Ahora, humillados y avergonzados, ante la penosa situación de Barcelona, que bien se cuidaron de ocultar antes de las elecciones, se ven obligados a rectificar y tomar precipitadas medidas de emergencia. Han decidido un trasvase, aunque lo denominan de otra manera y, esperando las lluvias, promueven rogativas a los dioses, cual brujos de antiguas tribus ancestrales.
Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB La Vanguardia (17.04.2008)
martes, 15 de abril de 2008
¿Esto es un trasvase?
jueves, 10 de abril de 2008
¡ Aire fresco !
Que sople fuerte!
miércoles, 9 de abril de 2008
Oído en el debate de investidura
Y le contesta Zapatero que los cinco que se sienten vascos son respetados en sus derechos por el Estado Constitucional, y se pregunta si en caso de producirse ese cambio que proponen del estado de cosas los dos que se sienten españoles verían respetados sus derechos, por ejemplo a estudiar en la lengua que quieran, tal como actualmente respeta el Estado Español.
¡Qué cinismo! ¿O no sabe Zapatero que en Cataluña no se puede estudiar en castellano, aunque la mitad de la población lo tenga como lengua materna? En Cataluña, sólo los que quieren estudiar en catalán ven respetado ese derecho. Ciutadans quiere que se respeten también los derechos de los que quieren enseñanza en castellano.
martes, 8 de abril de 2008
Senyeres i Segadors
La última emisión del programa de Julia Otero, No em ratllis, dedicado a Catalunya, terminó con la presentadora y los niños invitados cantando Els segadors con la mano en el pecho. Me parece bien que los ciudadanos hagan uso de su libertad de expresión y manifiesten de tal modo sus sentimientos. Ahora bien, me gustaría saber qué diría Julia Otero si en un programa de niños de una cadena de ámbito estatal o, ¿por qué no?, en TV3, se acabase el programa con el presentador cantando el himno de España con la mano en el pecho.
Y Julia Otero responde:
No es bueno proyectar nuestras obsesiones sobre los niños. Es una lección que hemos aprendido al visitar más de doscientos colegios de Catalunya. Las criaturas son el espejo de su familia, pero sin el filtro, a veces perverso, de la corrección política. Como son y se sienten libres, dijeron, por ejemplo en el programa al que usted se refiere, que la Moreneta es negra por su origen inmigrante, confundieron a Carod-Rovira con el rey de España, no tuvieron reparos en afirmar que la senyera es poco fashion...y, sí, cantaron el himno con la mano en el pecho. Sabrá que tal cosa no es tradición catalana, sólo puede ser una imitación de las películas norteamericanas que tanto les gustan. Dejemos que los niños crezcan en paz..., habrá tiempo para que unos u otros o los de más allá les hielen el corazón, que diría Machado.
Pero Julia, lo de menos es si la mano estaba en el pecho o sostenía la bandera... Lo que llama la atención a la lectora, y a nosotros, es que si se hubiera hecho algo así con el himno y la bandera españoles, muchos estarían hablando de la España profunda, carca y casposa.
lunes, 7 de abril de 2008
Perlas
¿Qué celebran?
Dejando aparte cuestiones prácticas, pero no menores, como si ese nuevo Estado será viable o va a quedar en manos de los mismos grupos mafiosos y terroristas que ya hace tanto que actuan allí, o el hecho de que otra vez Alemania se sale con la suya, se plantea un problema de fondo: cómo entendemos Europa.
Es inquietante lo que ha pasado con Yugoslavia. Para algunos, los Estados no basados en una comunidad étnica, religiosa, o cultural, son inviables por artificiales. Pero a lo largo de la Historia, justamente esas tan "naturales" y cohesionadas comunidades étnicas, religiosas, lingüísticas o culturales, han sido los motores de muchas disputas territoriales y guerras. Fomentar las fronteras entre esas comunidades es lo que propugnan aquellos más irresponsables entre nuestros políticos, que no dudan sin embargo en calificarse a sí mismos de europeístas. Otros, en cambio, vemos en la artificialidad de un Estado, como pacto de convivencia entre diferentes, la condición necesaria de la democracia, que es otra obra humana y artificial. También deberíamos ver en la formación de entidades de carácter estatal de ámbito cada vez mayor y la eliminación de las fronteras la condición para un futuro mejor. Posiblemente los grandes de Europa se han vuelto a equivocar.
domingo, 6 de abril de 2008
¿Premsa independent?
Diari de Girona, 30 de març de 2008
El tripartit ha augmentat un 123% en dos anys els ajuts als mitjans de comunicació
"El Punt" és el segon diari més beneficiat de Catalunya amb una subvenció de quasi 1,2 milions d'euros, triplicant el total concedit als altres cinc diaris comarcals, entre ells el Diari de Girona
El Grup Godó és el més subvencionat en la suma de tots els conceptes.
El tripartit ha incrementat un 123% en només dos anys les subvencions als mitjans de comunicació, malgrat que, quan va desbancar CiU del Govern català, va prometre retallar-les després d'haver criticat amb contundència els ajuts durant l'etapa de Jordi Pujol. L'any passat va repartir 17.631.657 d'euros (quasi 3.000 milions de pessetes), segons el llistat que ha publicat en el DOGC amb uns quants mesos de retard. L'any 2005, la quantitat distribuïda va ascendir a 7,9 milions d'euros. El 2006 ja es va produir un increment del 37%, amb 10,9 milions d'euros repartits.
Les subvencions beneficien un ampli ventall de mitjans de comunicació, inclosos alguns de fora de Catalunya. Entre els beneficiats fins i tot es pot trobar la web patatabrava.com, creada per tres estudiants, que té com a finalitat intentar "ajudar l'estudiant a sobreviure a la dura vida de la universitat, amb aquell punt picant que només té la salsa brava". Un dels exemples de superació de patatabrava, segons consta en el seu portal, és El Dioni. Aquesta web ha rebut 10.277 euros de diners públics. Amb tot, no és el cas més escandalós. Tres ajuts de 100.000 euros a La Vanguardia, El Periódico i El País estan camuflats a l'apartat corresponent "subvencions a entitats locals que programin activitats culturals relacionades amb la cultura popular i tradicional catalana durant l'any 2007". La societat Premsa Barcelona, constituïda el 18 de juny de l'any passat quan ja s'havia obert la convocatòria de les subvencions, i que té com a administrador David Centol Lozano, ha rebut 198.492 euros, a banda d'altres ajuts per empreses del mateix propietari, que és un dels més subvencionats.
"El Punt", al capdamunt
Com ja és habitual els últims anys, el rotatiu gironí El Punt figura entre els més subvencionats pel tripartit. És el segon diari de Catalunya més beneficiat, amb 1.198.200 euros, només 65.238 euros menys que el primer, El Periódico, tot i que el diari del Grupo Zeta té 6,5 vegades més difusió que El Punt.
La Generalitat ha tornat a proporcionar una important injecció de diners (599.160 euros) al deficitari El 9 Esportiu, una publicació que va néixer amb pretensions de diari esportiu en català, però que no ha passat mai de ser un suplement del diari El Punt. El 9 Esportiu ha rebut més de tres milions d'euros (o sigui més de 500 milions de pessetes) de diners públics des de la seva sortida. El Punt també ha rebut 199.920 euros pel "desenvolupament digital. Web El Punt"; una web que no existeix, ja que El Punt té la seva edició digital a través del portal Vilaweb que, al seu torn, ha rebut 276.198 euros.
La Vanguardia, amb 674.080 euros, l'Avui, amb 535.182, El País, amb 339.160, i el gratuït ADN (Grupo Planeta), amb 299.160, són els altres diaris generalistes més subvencionats. Alguns, com l'Avui, reben altres ajuts públics de la Generalitat al marge d'aquesta convocatòria.
Proporcionalment a la difusió d'exemplars, el diari El Punt és de llarg el més subvencionat de Catalunya. Així, El Punt rep 47,06 euros per exemplar, l'Avui 18,42, El Periódico 7,5, El País 6,45 i la Vanguardia 3,33, segons les xifres oficials de difusió de 2006 de l'OJD.
De la resta de diaris comarcals, el Segre ha rebut 184.089 euros, Diari de Girona, 136.337, Regió 7, 113.517, Diari de Tarragona, 99.960, i La Mañana de Lleida, 49.080, tots ells a molta distància del diari comarcal més beneficiat, El Punt. De fet, El Punt sol triplica els ajuts rebuts per aquests cinc diaris: 1,2 milions d'euros El Punt per 399.078 euros la resta.
Altres subvencions
La relació d'ajuts és extensa i gira entorn a dos eixos. El PSC ha intentat satisfer els grans grups mediàtics, mentre deixa carta lliure a ERC per subvencionar un elevat nombre de publicacions del seu entorn més proper. ICV no hi pinta res.
A banda del cas ja citat de la web patatabrava.com, trobem casos com l'Associació Catalana de Premsa i Comunicació Jove, "una organització assambleària" que "pretén avançar en la revifalla d'un periodisme alternatiu", segons consta en el seu portal, que ha rebut 90.000 euros.
Un dels grans beneficiats és el Grup Sapiens, proper a ERC, amb 500.000 euros. El Grup Comunicació 21, de tendència independentista i que és el mateix que ha rebut ajuts per a una societat constituïda el 18 de juny de 2007, ha estat subvencionat amb 336.812, gairebé el mateix que la suma total dels diaris Segre, Diari de Tarragona, Regió 7, Diari de Girona i La Mañana. Aquest grup té publicacions com Comunicació 21, Cultura 21 i Benzina, gairebé desconegudes.
El valencià Eliseu Climent, l'editor més mimat per CiU i ERC, no queda al marge d'aquest paquet de subvencions. Ha rebut 142.000 euros.
ERC també ha aconseguit subvencionar mitjans de fora de Catalunya. El més significatiu són els 49.080 euros per a l'empresari illenc Pedro Serra, propietari del diari Última Hora, que va donar un incondicional suport a l'exdiputat d'ERC Joan Puig en la seva batalla amb Pedro J. Ramírez per l'afer de la piscina. Una anomenada Associació de Premsa Forana de Mallorca ha rebut 34.320 euros.
L'Associació de Publicacions Periòdiques en Català, que agrupa mitjans propers a l'independentisme, com el Grup Sapiens, Comunicació 21, etcètera, ha estat subvencionat amb 609.320 euros, mentre que la Federació Catalana de Premsa Comarcal ha rebut bastant menys (169.800 euros) i el Col·legi de Periodistes força menys (20.000 euros). Ciemen Nationalia, un diari digital sobre les nacions sense estat, que va ser presentat el 2 de febrer d'enguany, o sigui amb posterioriotat a la concessió de les subvencions, ha estat beneficiat amb 40.000 euros. Comunicàlia, una xarxa de televisions locals creada per CiU i a la qual ERC ha intentat una aproximació, amb ajuts a través de la Generalitat i les diputacions, ha estat subvencionada amb 268.804 euros.
A les comarques gironines, el setmanari figuerenc Hora Nova ha estat més beneficiat que L'Empordà, tot i que aquest últim dobla la difusió sobre el primer. El marit de la directora d'Hora Nova és director general a Governació, conselleria governada per ERC.
Nuevas e importantes aportaciones al modelo Barcelona
En la serie de plagas bíblicas que azotan desde hace tiempo a este territorio tan religioso, y después de los derrumbes y los apagones, le ha tocado el turno a la sed. Barcelona atraviesa por un período de sequía, característico de la zona mediterránea. Naturalmente lo primero que ha hecho la política es calificar la situación de excepcional. Calificada la situación de excepcional, se rebaja de inmediato el nivel de exigencia en el acierto. Hasta tal punto ha llegado el blindaje de la excepción que el responsable gubernamental del Medio Ambiente se ha ido a la montaña de Montserrat a invocar la ayuda de la Virgen. Es fama y ya historia en el rap de los políticos (junto al “por-qué-no-te-callas”, de Juan Carlos, Rey; “el-lárgate-pobre-gilipollas”, de Nicolas Sarkozy y el “hola-hola-felicidades”, de Bush) la plegaria agnóstica del consejero Baltasar a la Virgen negra: “Ja-saps-que-sóc-agnòstic-però-si-pots-fer-quelcom-fes-ho”. Estaríamos, pues, ante una sequía no ya excepcional, sino declaradamente sobrenatural.
Pero, por supuesto, no sucede nada de eso. Es cierto que el actual período de sequía barcelonés es importante; pero el de mitad de los años setenta, e incluso el de los comienzos de este siglo, fueron peores. La propia Agencia Catalana del Agua lo recoge en un documento sobre la pluviometría acumulada en la ciudad de Barcelona desde el año 1941: “[los datos actuales] son sintomáticos de la gravedad de la situación (…) pero en el caso de Barcelona la situación no se puede llegar a calificar de extraordinaria”.
Así es: otros asuntos son los extraordinarios. Algunos de ellos me los sugirieron las informaciones del geógrafo Jorge Olcina, que además de ser sabio está en Alicante y ve perfectamente todo lo que sucede en Barcelona. Te los sintetizo.
1. En veinte años ha crecido la demanda de agua en las diversas coronas de la periferia barcelonesa. La vivienda unifamiliar y nuevos estilos de vida han propiciado el aumento y han puesto al límite la capacidad del abastecimiento.
2. Mientras que la agricultura barcelonesa consume el 73 por ciento del agua, sólo supone el 2% del PIB. Datos que son perfectamente extrapolables al resto de España.
3. Barcelona es la ciudad más disciplinada de España en el consumo: 115 litros por día y agua. La media española está en los 166.
4. El funcionamiento de la desaladora del Llobregat, cuya inauguración está prevista en unos meses, permitiría obtener 60 hectómetros cúbicos al año. Dado que el consumo mensual de Barcelona es de 24 hectómetros cúbicos, la desaladora supondrá una ayuda definitiva para situaciones de crisis.
4. El trasvase del Ebro, según el último Plan Hidrológico Nacional, habría supuesto 180 hectómetros cúbicos de agua para Barcelona, y por tanto la resolución definitiva de sus problemas de abastecimiento.
5. No hay ninguna ciudad europea de las características de Barcelona que modernamente haya sufrido restricciones.
Verás que todos estos datos permiten numerosas meditaciones de interés. El primero afecta a la realidad infraestructural catalana. La larga etapa pujolista no supo resolver un problema vital para el desarrollo, que se anunciaba, al menos, desde las extremadas sequías de mitad de los setenta, cuando hasta Josep Pla, horrorizado por la coyuntura y de viaje en las tierras del Ebro, incurrió en el tópico: “Esta carretera me produce mucha tristeza. las aguas del Ebro que se pierden en el mar –locura inmensa–”. Las aguas no se pierden en el mar, que es el morir, naturalmente. Esas aguas nutren la existencia del Delta del Ebro. El delta iba a ser el gran afectado por el trasvase y no resulta extraño que buena parte de sus habitantes se movilizaran. El trasvase y el delta fueron un asunto importante en el crepúsculo pujolista, y seguramente influyeron en su derrota. Pujol, con su apoyo a los proyectos hidráulicos del gobierno Aznar, se había decidido finalmente a encarar el problema. Pero ya era tarde. (Un momento: aquí cabe una de esas meditaciones que te hunden en la melancolía, pero que estoy obligado a hacer: fíjate por qué extraño y diabólico mecanismo el trasvase del Ebro, que iba a resolver la sed de Barcelona, fue siempre visto como un ataque frontal, uno más, del Partido Popular a Cataluña)
Vuelvo al cauce. Pujol reaccionó tarde y ya será siempre tarde para los grandes trasvases españoles. Entre la caída del gobierno Aznar y la sequía presente se ha producido la rápida expansión de las desaladoras. Han mejorado su eficacia (de cada litro de agua de mar ya se obtiene 0,75 de agua potable) y ha bajado su precio (de 0,90 euros el metro cúbico se ha pasado a un cifra que oscila entre 0,50 y 0,70). Las desaladoras son, por ahora, la mejor solución a los problemas del abastecimiento, especialmente en lugares de costa. Sin ellas hace tiempo que Murcia, Alicante y Almería sufrirían agobios y restricciones. El problema es que la desalación consume energía y España es un país claramente deficitario en su producción. Desde la moratoria nuclear decidida por Felipe González (que ha cambiado ahora, radicalmente, su punto de vista y se muestra favorable a la energía nuclear) las opciones energéticas españolas no están claras y el abastecimiento de agua requiere un plan (por ahora, inexistente) de centrales nucleares o térmicas. La desaladora del Llobregat era una pieza clave en las construcciones alternativas al derogado trasvase del Ebro. Que haya llegado antes la sequía es uno más de los fracasos políticos del gobierno tripartito en cualquiera de sus dos modalidades.
No voy a olvidarme de las cifras sobre la agricultura. Sintetizan uno de los problemas políticos más agudos de la modernidad. La agricultura, en Cataluña y en el resto de España, en términos generales, no es rentable. Vive de la subvención y de la ayuda pública. Y además consume una cantidad de agua que se acerca a lo intolerable. Estas cifras, conocidas, conviven, sin embargo, con la simpatía cultural por todo lo que la agricultura supone en términos de sosiego y orden “natural”, y sus valores son cíclicamente explotados, en especial por la izquierda. El conflicto entre el trasvase y el delta del Ebro es una manifestación nítida de la pugna entre las exigencias del trabajo y del ocio que, igualmente puede asociarse a la agricultura: el valor paisajístico de los campos agrícolas parece superior a su valor alimentario: las naranjas pueden comprarse en Marruecos: no pasa lo mismo con un paisaje de naranjos. Sin embargo, en los discurso políticos habituales no se percibe esa responsabilidad de la agricultura en el consumo de agua y, en general, en lo que supone su mantenimiento. Por contra el enfoque de la penalización se dirige contra el habitante de las ciudades al que se exige, algo ridículamente (en términos cuantitativos), que acorte sus duchas y sus vaciados de cisternas. Ahora mismo, mientras te escribo, veo por la ventana que en Castelldefels han multado a una mujer que limpiaba sus alfombras a manguerazos. Putrefacta demagogia para hacer ver que el poder hace. No es la ciudad, ¡sino su jardín!, la responsable del derroche.
Todos estos asuntos tan interesantes nos han llevado a la situación descrita, cuyo spleen describe estupendamente la rogativa del consejero ante la virgen negra. El consejero: no me lo quito de la cabeza. En su juventud cantaba a Dylan (A Hard Rain’s A-Gonna Fall) y ahora reza. En fin: tampoco hay tanta diferencia. Si Barcelona acaba sufriendo restricciones será un caso único entre sus iguales europeos. Y una degradación inconcebible de la marca de la ciudad, que ya empieza a vislumbrarse estos días con los estanques desventrados de sus jardines públicos. Hasta temo que hayan secado la lámina de agua del pabellón Mies van der Rohe. Nunca pensamos que por aquí pasara el llamado modelo Barcelona.
Pero lloverá. En nuestro mundo de látex el miedo tiene siempre un punto de deliciosa fabricación, y los cuentos un inexorable final feliz.
Sigue con salud.
A.
viernes, 4 de abril de 2008
Cuando un presidente miente impunemente
Día 2 de Abril de 2008. 16 horas. Una tarde espléndida de sol. Ni una gota de agua en Barcelona, pero un verdadero chaparrón dentro del Parlamento. Aunque de mentiras. Detrás de todas ellas, el Muy Honorable Presidente de la Generalitat, José Montilla. Mintió en la sesión de control ante la exigencia del grupo parlamentario de Ciudadanos de que cumpla las tres sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a la Consejería de Educación a poner una casilla de opción lingüística en la prescripción escolar que, un año más, ha incumplido. Pues bien, ante la evidencia de su incumplimiento mintió a toda la cámara, como volvió a mentir negando que en Cataluña se multe a nadie por rotular sólo en castellano. Parece que es una peste "nacional", pues el secretario de Política lingüística, Bernat Joan, también lo negó sin inmutarse en comparecencia parlamentaria la semana pasada. Ya daremos en un próximo artículo cada una de las multas y su cuantía. ¡Ja n’hi ha prou!, como se dice en catalán.
Pero lo peor estaba por llegar. Contextualizo: el año 2001 se aprobó el Plan Hidrológico Nacional que incluía el trasvase de agua del Ebro tanto al levante español como a Cataluña. Por entonces, la oposición del PSC, ERC e ICV, además de la del PSOE, fue tremendamente dura. Eran los tiempos de "ni una gota de agua al sur", de Pascual Maragall o de las denuncias contra el trasvase ante la Unión Europea de la entonces secretaria de Medio Ambiente del PSC y actual consejera de Justicia de la Generalitat, Montserrat Tura. Con la llegada de Zapatero al Gobierno, el PHN se echó abajo en 2004. Hoy ese Plan hubiera solucionado las penurias de la sequía actual, pero esa mentalidad adolescente, que ignora las sumas dificultades que hay para asegurar nuestra existencia, prefirió pensar que el bienestar en que estamos instalados es connatural a su ecologismo de salón.
Sólo cuatro años después, la sed del sur ha llegado a Cataluña, pero curiosamente, ahora la necesidad imperiosa de agua hace razonable el trasvase de agua del Segre (afluente del Ebro) para asegurar el agua de boca de la región metropolitana de Barcelona. Los mismos que satanizaron al PP por el trasvase del Ebro, ahora necesitaban imperiosamente el del Segre. Había que vender la contradicción y recurrieron a lo que son expertos nacionalistas y socialistas: el reciclaje de palabras y sus significados. Por eso, el conseller de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar, modeló nuevas expresiones para enmascarar el tocomocho. Y se sacó de la manga hablar de "captación" de aguas del Segre de forma temporal en lugar de "trasvase". Antes, sin embargo –lo recordó ayer Artur Mas–, incluso había negado ante el Parlamento esa misma posibilidad de trasvase, o captación. La manipulación o la mentira aparecían en escena.
Recupero el hilo después de los meandros fluviales. En su turno de palabra, el portavoz del grupo parlamentario del PPC le espetó sin miramientos: "¿Es verdad que el Gobierno de España pidió a su Gobierno que ocultase el trasvase del río Segre hasta que pasasen las elecciones generales?" Mutis por el forro, a pesar de que su propio conseller de Medio Ambiente, Francesc Baltasar acababa de informar sobre ese particular a un medio de comunicación ese mismo día. La cámara, rendida o impotente ante la capacidad cínica de quien nos gobierna, se choteó, pero él ni si inmutó.
Hubo de venir Artur Más para censurarle con palabras duras su impostura y la de su conseller: "Mire..., no se puede venir al Parlamento y mentir. Y el conseller de Medio Ambiente vino al Parlamento y mintió porque dijo que no se estaba estudiando ningún trasvase". "Las palabras –le siguió reprochando– no están al servicio de la política, y menos de la politiquería. No se puede prostituir el lenguaje, ni contaminar las palabras continuamente, si no, no nos podremos entender". Sabias palabras; lástima que haya sido su partido quien empezó a hacerlo primero allá por los años 80 con aquello de la "normalización" para aplicar una limpieza lingüística, o introducir el concepto antropológico de "lengua propia" en el Estatuto para ocultar sus intenciones jurídicas de lengua única o, de "bilingüismo" para imponer el monolingüismo, o de "catalanismo" para meter con vaselina puro nacionalismo, etc.
Pero el señor Montilla no sólo sabe mentir, también puede utilizar la demagogia más viscosa y estomagante. A propósito de la explosión de esta crisis y la negativa del Gobierno central a permitir el trasvase, el presidente catalán hizo de Pujol y sacó pecho: "Si no llueve tendremos que coger agua de donde haya para que la gente beba". Acabáramos, parece que sólo cuando la sed aprieta en carne propia, vemos la necesidad de los trasvases. No le voy a criticar su súbito interés, pero es inaceptable que a la vez y al mismo tiempo que declaraba estas cosas, tenía el cinismo de acusar al levante español de querer el agua del Ebro para "hacer campos de golf y grandes desarrollos urbanísticos". Es intolerable. Y después se quejará de que a los catalanes no nos quieran. No sé qué es peor, si la mezquina acusación a valencianos, murcianos y almerienses o el menosprecio que demuestra tratando a los catalanes de estúpidos.
Aparte de esa simplificación insufrible, porque en el levante español también hay una rica producción agrícola fundamentada sobre todo en la huerta que necesita agua, la riqueza y los puestos de trabajo en España no se reducen a la agricultura, detrás de los campos de golf no sólo hay "ricos" paseándose por una alfombra verde, a su alrededor hay una potente industria turística y miles de puestos de trabajo. No hay que olvidar que la balanza exterior española la equilibramos, desde los años sesenta, con el turismo.
Una vez más, en Cataluña, la voluntad de ser de socialistas y nacionalistas les lleva a obsesionarse por diferenciarse del resto de España, les lleva a sostener posiciones insolidarias, muchas veces vistas por los demás como tremendamente egoístas, que tarde o temprano acaban reflejándolos en un espejo para recordarles lo incoherentes que somos. Les pasa a menudo: son capaces de exigir los papeles de Salamanca, pero incapaces de reconocerle a la diócesis de Aragón sus derechos sobre piezas históricas de la Iglesia que tenemos en Cataluña. Con el agua nos ha pasado lo mismo: son capaces de sumar esfuerzos con el Gobierno central del PSOE para levantarse en armas contra el Plan Hidrológico Nacional que trasvasaría agua del Ebro a Valencia, Murcia y Almería, pero montan en cólera cuando el mismo Gobierno socialista que impidió ese Plan Hidrológico Nacional de Trasvase de agua del Ebro a Valencia, Murcia y Almería, nos niega el agua a nosotros por las mismas causas. ¿Por qué se extrañan entonces de que el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, aprovechando eso de "a río revuelto ganancia de pescadores" les pregunte "por qué algunos son tan solidarios a la hora de pedir y tan insolidarios a la hora de dar lo que les sobra"?
Porque es verdad, sobra agua puntualmente del Ebro. Este río no dispone de un caudal constante, tiene picos de crecidas y meses de bajo caudal. Aprovechar, retener, embalsar estos puntos extremos nos garantizaría regular el caudal a lo largo del año y trasvasar necesidades excedentarias: 11.000 hm3 de agua que se suelta al mar cada año sin darle uso alguno. El PHN sólo hubiera utilizado 1050 hm3 de esos excedentes, de los que 200 hm3 eran para Cataluña. Más de lo que se necesita ahora para paliar la crisis de sequía.
Es preciso arrebatar temas tan vitales y manipulables como los del agua a la tentación partidista. No hay una única opción ni una opción óptima. Se debería apostar por posturas eclécticas y sincréticas porque no hay soluciones absolutas, sino soluciones más o menos interesantes en función de variables que van desde cuestiones ecológicas a intereses económicos. Pero cuando metemos la nación o los derechos del territorio por medio, nos topamos con problemas artificiales y enfrentamientos peligrosos.
Lo estamos viendo ahora mismo en el mismo corazón de Cataluña, con el enfrentamiento entre la Cataluña interior y rural contra la Cataluña metropolitana y turística. El mismo enfrentamiento que se dio a propósito del PHN. Comunidades enfrentadas por la propiedad del agua. Debería haber un Plan Hidrológico Nacional que comunicara cuencas y distribuyera aguas, que implantara desaladoras y explotara acuíferos, que saneara la red de distribución, que recuperara aguas residuales y previera nuevos métodos de aprovechamiento, distribución y generación de aguas. Y sobre todo, que los intereses de todos fueran respetados, pero ninguno pudiera vetar el agua a nadie porque el agua no es suya sino de todos, y debe ser el Estado quien distribuya ese agua en función de las necesidades del territorio y de las personas para salvaguardar la sostenibilidad ecológica y las necesidades agrarias, industriales, turísticas y vitales.
Es en estos casos donde el Estado se nota imprescindible.
jueves, 3 de abril de 2008
Los polvos y los lodos
Una vez más, el Govern tripartito que dirige la Generalitat está dando muestras de su ineptitud, de nuevo cae en el ridículo. Ello no resulta ya raro, estamos acostumbrados. En los últimos años se han sucedido percances y desventuras diversas, ahora estamos en una de nuevo tipo: nos hemos quedado sin agua. Como por ensalmo, los embalses están vacíos. A los hundimientos, apagones, socavones y atascos, ahora debemos agregar la pertinaz sequía. Como en los viejos tiempos. El acreditado derecho secular adquirido por los barceloneses de que al abrir el grifo salga agua - derecho que se olvidaron garantizar en el nuevo Estatut- quedará, si Dios no lo remedia, severamente restringido. Ya andan poniendo multas a quien se excede: por lo visto los ciudadanos pasamos demasiado rato en la ducha y hasta algunos quieren llenar su piscina. Insostenibles somos.
Más allá del humor y la ironía, quizás la única defensa que nos queda, habría que comenzar a pensar en las causas de tanto desgobierno, en sus motivos de fondo. No puede ser una casualidad que sobre nosotros caigan todas esas desgracias juntas en tan poco tiempo. La sociedad catalana funciona en general de manera aceptable, muchos escogen Catalunya como lugar donde ir a vivir. Por algo será. El problema, por tanto, no está en la sociedad, el problema está en los políticos que tenemos. Con los políticos nos empieza a pasar como en Italia hace treinta años. Ahora allí ya es distinto, también la sociedad empieza a no funcionar. Es inevitable: si los poderes públicos son ineficaces, la sociedad se resiente. Quizás estemos ya en esta peligrosa pendiente.
Un observador tan ecuánime e informado como el economista Antón Costas lo advertía hace un par de días en El País:”Catalunya es la comunidad española donde es más difícil y engorroso llevar a cabo nuevas inversiones industriales y construir infraestructuras. Tanto que, si he de creer lo que oigo, muchos empresarios tienden a deslocalizar sus inversiones hacia otras comunidades. No tengo datos a mano para comprobarlo, pero sí puedo afirmar que es una opinión cada vez más extendida, no sólo en el mundo empresarial, sino también entre técnicos y responsables públicos de infraestructuras”. Yo añadiría que no sólo es engorroso para las inversiones: también lo es para que vengan a Catalunya jueces y notarios, profesores de universidad y técnicos cualificados para las empresas.
En efecto, la sociedad catalana se muestra cada vez más cerrada. La obsesión por preservar una presunta identidad sirve de coartada para esconder mezquinos intereses corporativos, muy especialmente evitar la competencia profesional y laboral. Me comentaba hace un tiempo un profesor de la Universitat de Barcelona, no nacido en Catalunya y procedente de otras universidades de España, que desde que había llegado aquí, hace ya más de diez años, no pasaba semana sin que alguno de sus compañeros le preguntara, de manera descarada o sutil, cuándo dejaría Barcelona e iría a otra universidad, naturalmente de fuera de Catalunya. Siempre lo mismo: nosotros y los otros, los propietarios y los inquilinos. Hablan mucho de la identidad y lo que pretenden, simplemente, es un mejor puesto de trabajo con el menor esfuerzo posible. Estamos en la suave pendiente de una inevitable decadencia. Nos empobrecemos, material y moralmente.
Desde la Generalitat, los políticos catalanes han fomentado esta cerrada mentalidad desde hace treinta años. A sabiendas o sin saberlo. Y han fomentado, entre ellos mismos, más que nadie, esta endogamia corporativista. Los malos resultados están a la vista, gobiernen unos u otros. En cualquier empresa los hubieran despedido. Nosotros no podemos: no hay recambio a la vista, o el recambio es más de lo mismo.
El espectáculo de estos últimos días ha sido fascinante. Que se enfrenten oposición y Gobierno es normal. Que dentro del mismo Gobierno se opongan unos a otros no lo es, aunque al estar formado por tres partidos, alguna explicación tiene. Que discrepen públicamente los miembros de un mismo partido que son compañeros de gabinete es sumamente raro. Ahora bien, lo más sorprendente ha sido la división de opiniones por motivos territoriales: los consellers que viven en Lleida, aunque sean de partidos distintos, se han unido contra el resto. Esto no tiene explicación razonable alguna. Pero a esto hemos llegado.
Es decir, en Catalunya hemos llegado a que, dentro de un mismo gobierno, las opiniones se defienden no porque estén basadas en criterios objetivos y razonables, de validez universal, sino por la identificación con los intereses de un determinado territorio. Y no me refiero sólo a los consellers leridanos, sino a todos, es decir, también a los demás. Van a lo suyo, a defender a los suyos, no a defender los derechos e intereses de todos. Esto se llamaría solidaridad: no es una palabra de moda, la preferida es identidad, colectiva por supuesto. Todo hace pensar, pues, que la oposición al trasvase del Ebro podía estar basada en razones territoriales / identitarias semejantes. Lo que antes decían valencianos y murcianos, ahora lo sostienen los barceloneses. Quizás de aquellos polvos vienen estos lodos.